Quiero empezar afirmando con certeza que, afortunadamente, las cosas cambian, la vida cambia y las personas también. Uno se va transformando conforme pasa el tiempo y vive experiencias, y de repente, al mirar atrás, te ves en un lugar diferente de donde comenzaste y te percatas de que efectivamente todo es distinto, para bien o para mal, y sin duda nada tiene que ver con el punto de partida.
Cuando te enfrentas a pruebas difíciles, a momentos críticos de la existencia, de esos que te dan un vuelco de ocho mil grados, en los que no puedes ni imaginarte lo que te espera y te aterra la idea de estar solo en el mundo, como romper con un ser profundamente amado, como recibir un balde de agua fría porque la gente no siempre es como se pinta a sí misma, o como tomar la decisión de salir del clóset —o dejar Narnia, como suelo decir—, el miedo con frecuencia es tu primer compañero, y aunque no es el mejor, sí ayuda un poco a sobrevivir ante tanta hostilidad que pueda encontrarse allá afuera, o incluso en tu interior, si eres de los que se juzgan con dureza.
Pero, al cabo de la tormenta, te das cuenta de que has avanzado en el camino, un camino que, sin lugar a dudas, te va llevando a conocer a mucha gente con la que compartes cosas y momentos. Gente con la que a veces te quedas por un rato, una estación o una temporada entera.
Cuando aprendí eso, decidí que era hora de exponer al mundo mi propia visión de las cosas. Al principio escribí sobre mi sexualidad, no sólo para otros, sino para entenderme yo.
Cuando logré comprenderme y después de la primera vez que me rompieron el corazón, mi enfoque cambió por completo y me obsesioné con escribir sobre los diversos matices que hay en las relaciones humanas, sobre todo en aquellas donde el amor, la pasión y las emociones están presentes. Y en este caso, ¿quién mejor para hablar de amor, desamor y corazones rotos que alguien que ha valido ver$%@ en el amor más de una vez? Exacto, nadie.
Fue así como, después de un tiempo de publicar mis textos semana a semana en mi propio blog (que pueden visitar: alextoledo. com) y luego de muchas experiencias a cuestas, me armé de valor y me dispuse a darles un giro a mis artículos y llevarlos a otro nivel para que llegaran a más personas, más lectores…, más #Soperos, que es como yo suelo llamar a muchos de ustedes que me leen desde hace años, debido al nombre que lleva una de las secciones de mi blog: #LaSopaDeAlex. Seguramente muchos saben de lo que les hablo.